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A pesar de que
Kafka detestaba escribir cartas, redactó cientos de ellas, aunque
no todas tuvieron respuesta.
El
señor Franz Kafka fue más bien desafortunado en lo relativo a la
correspondencia. En primer término, no se atrevió a despachar su Carta al
padre, dirigida a Hermann Kafka, el impetuoso comerciante judío que lo engendró.
Fue redactada en una noche de insomnio y la guardó entre la borrascosa papelería
que legó a su amigo y albacea, el escritor Max Brod. Por supuesto el
destinatario no lo supo, ya que Kafka nunca llevó la misiva a la oficina
postal, un recorrido que hacía con frecuencia para intercambiar mensajes con
sus prometidas. Como se había licenciado en leyes, en la carta dirigida a su
padre lo somete a un juicio, con el acusado ausente. El documento, que se ha
hecho célebre en la historia de la literatura como una forma de desahogo frente
a la potestad paternal, se vuelve algo así como el simulacro de un proceso
donde el emisor es el fiscal - no hay abogado defensor ni jurado- y donde el
acusado es sometido a proceso en ausencia; un juicio íntimo, escrito en
sombras, en medio de los desgarros y quebrantos que le provocaba el
autoritarismo del padre y la enfermedad respiratoria que lo atormentó buena
parte de sus años.
..... Kafka sentía una evidente inclinación
hacia la culpa, puesto que vivía autoacusándose y condenándose; raras veces
absolviéndose. Por otra parte, Felice Bauer, con la que mantuvo una intensa
relación afectiva, solía demorar sus respuestas a las desesperadas misivas de
Franz, debido a que su carácter no lograba acomodarse al tortuoso juego de
avances y repliegues que le ofrecía su atribulado consorte. En junio de 1913,
Kafka solicita por primera vez su mano, a través de una carta, y en 1914,
vuelve a hacer lo mismo, de nuevo por carta, ante lo que obtiene una evasiva
respuesta de la virtual y diferida novia. En noviembre de 1913, inicia una
correspondencia paralela con Grete Bloch, amiga de Felice.
..... Una vez roto para siempre el segundo
compromiso nupcial, en 1917, que le provocó no pocas vicisitudes personales y
familiares, Felice se casa con un hombre ajeno al mundo literario, huye de
Praga, a tiempo para ponerse a salvo del nazismo, se radica en Estados Unidos y
allí muere. Durante los años de la guerra se ponía triste al escuchar por
radio las noticias sobre los horrores del holocausto y nostálgica cuando el
viento vespertino le traía la silueta de un hombre enfermo que con letra
diminuta le escribía, desde muy lejos, acerca de una vida en común.
..... "Sólo el escribir es la forma de
expresión apropiada a mi persona y lo seguirá siendo incluso cuando estemos
juntos", le había anunciado Franz en una misiva.
..... Por su parte, Kafka jamás logró
desentrañar por qué, en julio de 1916, pasó junto a Felice, su eterna
prometida, días placenteros en Marienbad. Escribe: "El único enigma que
queda por descifrar es por qué he sido feliz catorce días en Marienbad".
..... En cuanto a Milena Jesenská, otro de los
amores más trascendentes del señor K, la industriosa Milena, como él la llama
en una de las cartas que le escribió, en medio de sus actividades de esposa,
periodista y traductora, lograba hacerse el espacio para enviarle unas cuantas líneas
a Franz, empujándolo un poco más en el pozo de la ansiedad.
..... Él le confiesa: "Los días sin
cartas tuyas son desesperantes". El laberíntico amor de Kafka por Milena
era más epistolar que efectivo. La publicación del manojo de cartas estuvo a
cargo del milimétrico investigador Willy Haas, integrante del círculo de
amigos de Milena y a quien la checa le entregó, en 1939, días antes de la
invasión alemana, la correspondencia que le había enviado Kafka, muerto en
1924, gesto que permitió la salvación del epistolario, no así las cartas que
ella le respondió al escritor, al parecer, como también las de Felice Bauer a
Franz, irremediablemente perdidas. En medio de esta tormenta de cartas
sorprenden a lo menos dos situaciones, de carácter práctico: el tiempo de que
se disponía por esos años para redactar, ¡en forma manuscrita!, páginas y páginas
de correspondencia, y la eficacia del correo, pues rara vez los interlocutores
hablan de mensajes perdidos.
..... Las cartas dirigidas por Kafka a Milena
cubren más o menos dos años, de 1920 a 1922. La comunicación se debilita por
el reconocimiento de la enfermedad del escritor, la lejanía física de ambos,
motivada por las estancias de Franz en sanatorios y balnearios para recuperar la
salud y la imposibilidad de ella de abandonar a su marido. Sobre su mal Kafka le
ha confesado: "mentalmente enfermo, la enfermedad de los pulmones no es más
que un desbordamiento de la enfermedad mental".
..... Milena Jesenská murió prisionera de los
nazis en mayo de 1944, en Ravensbrück. Las escasas horas de calma de su
cautiverio se las debe a Margarete Buber-Neumann, la abnegada soviética que
conoció en el interior del campo de exterminio.
..... Margarete pudo sobrevivir y, de acuerdo a
una promesa que le hiciera a su desfalleciente amiga, escribió un testimonio
sobre la experiencia de las dos mujeres victimadas por el odio. El libro se
titula Milena.
..... El último amor de Kafka, Dora Diamant,
quien ofició también de enfermera, acompañándolo en las horas finales,
ordenaba los papeles manchados de palabras del escritor y, ayudándolo a
erguirse en el lecho, lo asomaba a las llamas de la chimenea.
..... El enfermo terminal mostraba todavía
asombro frente al fuego que proyectaba las sombras de los dos cuerpos contra los
muros del cuarto que habitaban.
por
Mario Valdovinos
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